Una romería transfronteriza en Rosal de la Frontera (Huelva)

Las relaciones en la frontera hispano-portuguesa fueran construidas al largo del proceso histórico, ancladas en interdependencias económicas, relaciones de parentesco y de amistad. En un catalogo turístico de la Junta de Andalucía podemos leer: “el carácter fronterizo de Rosal de la Frontera ha posibilitado una cierta identidad social y cultural con Portugal, cuya influencia se puede palpar en cada uno de los rincones de este tranquilo municipio”. En la actualidad, las relaciones fronterizas son mantenidas y re-significadas “desde arriba”, por intervención del poder político (local y supralocal), y “desde abajo”, por la interacción social entre las populaciones rayanas. En una zona rural desertificada de personas, las festividades y prácticas rituales fortalecen simbólicamente la continuidad de las relaciones entre los pueblos de Rosal e Vila Verde de Ficalho. La Romería de San Isidro Labrador, la más importante fiesta celebrada en Rosal de la Frontera, es una romería de carácter transfronterizo, invitando a la participación de la Comisión de Fiestas de Nuestra Señora das Pazes, de Vila Verde de Ficalho. Las relaciones entre los dos santos reflejan, simbólicamente, las relaciones de amistad entre dos pueblos vecinos, justificadas en diversas narrativas.

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Romería transfronteriza – Romería San Isidro El Labrador (2014)

El santo patrón, San Isidro, cuyo nombre era Isidro de Merlo y Quintana, nació en torno al 1082 en Madrid, durante el reinado de Alfonso VI, y falleció en el año 1130. Sus padres eran de clase humilde, y una de las primeras ocupaciones de Isidro fue la de pocero, o sea, cavar pozos, al servicio de la familia Vera, hasta que se trasladó a trabajar a Torrelaguna, donde contrajo matrimonio con María Toribia. Fruto de su matrimonio tuvieron un hijo llamado Illán. Al cabo de unos años la familia regresó a Madrid, para cuidar las tierras de la familia Vargas. En ese momento, cuando Isidro realizó las tareas de labrador, pasa a ser conocido popularmente como “Isidro labrador”. Las narrativas populares dicen que la providencia hacía que su cosecha siempre fuera muy grande, y que compartía lo que tenía con los hombres, las aves y otros animales. Debido a su labor, se le considera patrono de los que trabajan la tierra, siendo venerado en varios pueblos de España y América latina, con procesiones en las que se bendicen los campos. En Andalucía, Extremadura y Castilla-La Mancha se hacen romerías en honor al Santo, acompañado de carretas, caballos, carrozas y muchos romeros, como en Rosal de la Frontera. La fiesta, con sus rituales refuerza la identidad cultural de los rosaleños, siendo transmitida a las generaciones futuras.

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El sábado 17 de mayo los tamborileros “Los Bravo” condujeron la alegre diana por las calles rosaleñas, la Hermandad y los Mayordomos entrantes, los Hermanos “Charca. Posteriormente la Comisión de Fiestas de Nuestra Señora Das Paces y San Jorge (Vila Verde de Ficalho) fue recibida junto a la frontera, invitada a integrar el proceso ritual de la fiesta. En la iglesia, el Coro Romero dedicó un canto a la unión entre los dos pueblos, y en la calle se hicieron muchas saludaciones a los dos santos. La romería se celebra junto a la ribera del Alcalaboza, a unos ocho kilómetros del pueblo de Rosal, en dirección a Huelva. Allí se encuentra la Ermita de San Isidro y las casetas arregladas de acuerdo con la condición social de sus propietarios. La romería está integrada en el Plan Romero de la Junta de Andalucía, que garantiza la seguridad y el control del tráfico en la carretera. El programa de fiestas del domingo 18 de mayo, empezó con la Diana Romera interpretada por los tamborileros “Los Bravo”. Tras la misa romera, oficiada por el párroco polaco Tomász Paluch, y cantada por el Coro Romero, los Mayordomos, conocidos cariñosamente en el pueblo como “Los Charcas”: Manuel, Gloria, Mª Luisa y Carmen Romero, ofrecieron una comida a todos los participantes y visitantes, en la Casa de la Hermandad. Por la tarde, en torno a las 20.00 horas, se realizó la procesión sin párroco, del Santo Rosario en el recinto, con ofrendas florales y cantares a San Isidro. La romería proporciona un espacio e un tiempo de expresión y exaltación cultural, de reencuentro, compartido con familiares y amigos. La música y la danza están presentes en todos los rituales de la fiesta, y emergen con espontaneidad en el proceso de interacción social. Las voces del Coro Romero San Isidro acompañan la celebración de rituales religiosos. Los tamborileros conducen los desfiles ceremoniales, pero también están presentes en los momentos más lúdicos de la fiesta. Las dinámicas musicales de las gentes de todas las edades, añaden al ambiente festivo con sus tambores, cañas, panderetas, el cuerpo y la voz, cantando y bailando fandangos y sevillanas.

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El cante y el baile – Romería de San Isidro El Labrador (2014)

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Más allá del programa religioso-popular de la romería, fuimos testigos de un baptismo, en la ribera del Alcalaboza, muy característico de la romería de Rocío. En este ceremonial, paródico, Juan Antonio Fuentes, nacido en Huelva en 1962, fue simbólicamente integrado en la comunidad romera rosaleña, a que pertenece su mujer, María Isabel. El matrimonio tiene dos hijas, y viven en Huelva, aunque Isabel conserve su casa en Rosal. Las fiestas sirven para la reunión familiar, para compartir identidades e momentos lúdicos, repletos de afectos y significados.

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Baptismo en la Romería de San Isidro El Labrador (2014)

 

O tamborileiro em Vila Verde de Ficalho (Baixo Alentejo)

O tamborileiro existe desde tempos remotos, nos mais diversos países e regiões. A sua função festiva perdura  em várias zonas da Espanha (Extremadura e Andalucía) e da França. Em Portugal, o tamborileiro permanece em duas zonas fronteiriças distintas: nas aldeias raianas do distrito de Miranda do Douro (Trás-os-Montes) e do distrito de Beja (Baixo Alentejo). O tamboril e a flauta, tocados pelo tamborileiro, formam um conjunto instrumental unitário e coerente, bastante raro na década de 60, quando Ernesto Veiga de Oliveira e Benjamim Pereira organizaram a colecção de instrumentos populares portugueses. No trabalho de pesquisa encontraram tamborileiros nas aldeias raianas de Terras de Miranda, com funções de carácter cerimonial, profanas e lúdicas, e nas aldeias raianas do Baixo Alentejo, com funções cerimoniais em festas religiosas patronais e ritualizadas (em Instrumentos Musicais Populares Portugueses, p.259). Na década de 70 Michel Giacometti revisitou os tamborileiros alentejanos de Vila Verde de Ficalho, Santo Aleixo da Restauração e Barrancos, anotando: “o tamborileiro pode ser definido como um instrumentista popular que toca simultaneamente um tamboril e uma flauta, estando a melodia a cargo da flauta e sendo o acompanhamento executado no tamboril com uma única baqueta” (guião do documentário “O Povo que Canta” 6.º episódio, dedicado aos tamborileiros do Baixo Alentejo, emitido na RTP a 18 de Outubro de 1971 (em http://www.michelgiacometti.com/pdf/volume_2.pdf).

Em Vila Verde de Ficalho  o tamborileiro participa no peditório para a Festa da Senhora das Pazes, a 15 de Agosto, acompanhando os Festeiros que transportam o Guião, percorrendo as ruas da vila.

tamborileiro de Ficalho, 2013 peditório de santa Maria

No dia da festa, pela manhã, o tamborileiro tocava a “Alvorada”, alternando o seu toque com a música da banda filarmónica convidada para abrilhantar as festividades. De tarde, o tamborileiro acompanhava a procissão ao lado do Guião e atrás da cruz. Na obra Monografia de Vila Verde de Ficalho, Francisco Valente Machado escreveu: “o tamboril, de som monótono mas bem conhecido, era tocado, simultaneamente com a respectiva gaita, por ocasião da Festa das Pazes, ao acompanhar o guião nas cerimónias, como nos momentos em que ele parecia em público durante os peditórios que todos os anos se fazem a favor da mesma festa. Deixou fama, como tamborileiro, o velho Lança a quem sucedeu o seu filho, César Lança, que também foi bom, mas sem ter igualado os merecimentos paternos neste domínio” (p. 288).  Em Ficalho o tamborileiro tinha uma função cerimonial e lúdica, como testemunham os temas musicais “Alvorada”, “Procissão” e “Corridinho” gravados em 1961. Cada tema correspondia a diferentes momentos da sua participação na Festa, com  uma fórmula ritual diferenciada da música tradicional da região. Nos arquivos sonoros de Ernesto Veiga de Oliveira, Benjamim Pereira (em: http://alfarrabio.di.uminho.pt/arqevo/arqetnoevo.html), encontramos registos destes temas interpretados pelos tamborileiros Romão Estadas e Manuel José Celeiro, gravados na Festa da Senhora das Pazes de 1961.

O tamborileiro em Vila Verde de Ficalho perdeu algumas funções rituais, mas continua a acompanhar o Guião da Senhora das Pazes e S. Jorge no peditório, e no agradecimento dos Santos à população, assinalando o início das festividades no fim-de-semana de Pascoela.

O tamborileiro de 2014 foi o festeiro Francisco Galhoz, nascido em Santo Aleixo da Restauração em 1969. Na infância acompanhava o ritual do tamborileiro de Santo Aleixo, que incorporou como prática musical e performativa. Em 1991 fixou-se em Vila Verde de Ficalho, terra natal da mãe, e aí casou e construiu a sua vida. Ao longo dos anos desempenhou diversas atividades, atualmente é barbeiro de profissão e faz parte do Grupo Coral “Os Arraianos de Ficalho”. Como membro de diversas comissões de festas assumiu a função de tamborileiro, de improviso, realizando um sonho de criança. Os mais idosos recordam os atributos dos antigos tamborileiros, e não reconhecem qualidades nos jovens que, de forma espontânea, asseguram a continuidade de uma prática ritual com significado.

 

 

Uma festa transfronteiriça em Vila Verde de Ficalho (Baixo Alentejo)

A Festa da Senhora das Pazes remonta historicamente ao séc. XVIII, segundo o estudioso local Francisco Valente Machado, que atribui a iniciativa à 2ª Condessa de Ficalho, na sequência de uma contenda entre os seus filhos e os fidalgos de Aroche. A Ermida da Senhora das Pazes está identificada como arquitectura religiosa do séc. XVI, manuelina, barroca, popular, lugar de peregrinação característica da popularização dos modelos manuelinos. A construção e localização junto ao rio Chança, que delimita a fronteira luso-espanhola, é justificada na “Lenda da Nossa Senhora das Pazes” que permanece na memória colectiva: “no tempo da guerra de Espanha com Portugal, houve uma grande batalha em Ficalho e durante a batalha apareceu uma Santa no cimo de uma azinheira e acabou com a guerra. Então nesse sítio foi construída uma capela a capela da Nossa Senhora das Pazes. Ainda hoje é a padroeira da povoação e a capela está localizada no lugar onde supostamente apareceu a Santa”.

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A história da Senhora das Pazes cristaliza-se num mito fundador da comunidade fronteiriça de Vila Verde de Ficalho. Para o antropólogo William Kavanagh, “las fronteras constituyen espacios – y lugares – de producción cultural, donde se crean, y a la vez se destruyen, diversos significados. La frontera no es una entidad estática, sino que es algo que constantemente se construye (y reconstruye) de diversas maneras” (Kavanagh et al, 2009: 153). As festividades servem para reconstruir e resignificar o lugar da fronteira, desarticulado pelas transformações no mundo rural, pelos  fluxos migratórios e pela abolição das linhas divisórias, renovando profundas e duradouras continuidades culturais. A aparição de uma figura sobrenatural, que intervém simbolicamente na vida das comunidades de Ficalho e Rosal de la Frontera, permite a incorporação de valores transmitidos oralmente, de geração em geração, por meio da memória colectiva e de práticas rituais e performativas. Os rituais e símbolos festivos dão sentido e significado à vida das pessoas, perpetuando e reativando ciclicamente o relato histórico do qual são o reflexo.

A Festa é organizada por uma Comissão, composta por pessoas de diferentes géneros e idades, nomeados pelos festeiros cessantes, entre os quais se distribuem tarefas e responsabilidades de acordo com as suas competências. Ao grupo da Comissão de Festas compete assegurar a continuidade de uma tradição religiosa-popular, por meio de diversas iniciativas, ao longo do ano, que permitam custear o evento. A romaria e o arraial que se realizavam, outrora, na segunda-feira de Pascoela, exigiram uma recalendarização ajustada à realidade de uma comunidade migrada.  A festa religiosa e popular no campo, em torno da Ermida, reúne um conjunto de símbolos e rituais que reforçam as relações de vizinhança. A música e a dança estão presentes no arraial, como expressão da cultura popular de ambos os lados da fronteira, como as sevillanas entoadas de improviso pelos vizinhos de Rosal de la Frontera.

Como nos diz John Blacking, (1979) a música e a dança encontram nas festas o tempo e o espaço privilegiado para a “invenção e reinvenção da cultura através da interacção social”, como campo criador de significados. O cante alentejano, as sevillanas, o rebombar dos bombos, e as modas para bailar interpretadas por um grupo de música tradicional de Vale de Vargo, são modelos de transmissão e construção identitária que encontramos nesta festa transfronteiriça.