Las romerías, la música y la danza

El calendario festivo de los andaluces está configurado por viejas celebraciones religiosas romanas que organizaban el tiempo festivo diferenciado del tiempo de ocio. Se celebran las festividades en parte herederas del calendario pagano y otras que conmemoran distintos momentos de la vida, así como las de los santos patronos. En las romerías la música y la danza poseen una consistencia performativa intuitiva, cuando sus ejecutantes poseen una gramática e un sistema musical interiorizados que transmiten por medio de prácticas sociales. Es imposible disociar la música de la dimensión ritual de las romerías, especialmente significante en los procesos de producción e experiencia musical tradicional. Cualquier performance musical es un evento integrado y padronizado de un sistema de interacciones sociales, cuyo significado no puede ser entendido o analizado separado de las restantes componentes del sistema cultural (Blacking 1995: 226-227). El baile por sevillanas, predominante en la parte occidental de Andalucía desde hace muchas décadas, se complementa con fandangos, verdiales y canciones de cuadrillas, característicos de la zona oriental. Todavía, los reportorios musicales de los grupos de tamborileros y de flamenco, siguen cada vez más el modelo institucionalizado y patrimonializado de la Romería de El Rocío .

Las romerías están vinculadas a una “religiosidad popular”, que debe ser entendida como una de las manifestaciones de la cultura de una comunidad, cuyo campo de estudio será “el conjunto de creencias y rituales fruto de la actividad simbólica de un grupo humano y que el propio grupo ha caracterizado como sagrados o religiosos”. Sin embargo, “a la religiosidad popular pertenecen las ideas de una comunidad sobre los seres sobrenaturales y su influencia en la vida (creencias), así como las prácticas mediante las cuales el individuo o la colectividad se pone en relación con estos seres (ritos)” (Arregi, 1993: 532). Esta religiosidad se expresa fundamentalmente a través de las fiestas, entre las que destacan las romerías o peregrinaciones anuales a los santuarios locales, como por ejemplo los de San Isidro (Rosal de la Frontera), San Mamés (Aroche) y San Antonio (Cortegana), en honor de las imágenes titulares de hermandades.

Las hermandades son organizaciones complejas y con base jurídica, que han suplido en el pasado siglo en no pocos casos a las mayordomías, que sin embargo conservan un destacado papel en los actos rituales de la fiesta. Son características básicas de las hermandades el ser asociaciones de seglares, autorizadas por la autoridad ordinaria eclesiástica, que dan culto especial a una o varias imágenes titulares en altares y capillas parroquiales, iglesias conventuales, capillas y ermitas. La ermita, situada en la periferia del territorio comunitario, es el polo alternativo del universo sagrado popular: “representa una religiosidad no institucional ni jerarquizada, que suscita la desconfianza de la autoridad eclesiástica”. Es en torno a ermitas y santuarios, donde se conservan con mayor vigencia las creencias populares y tiene lugar todo un sistema de rituales colectivos. Los rituales festivos son intrínsecamente polisémicos, y comprenden una pluralidad de significados no siempre iguales para todos los participantes, todavía las secuencias rituales y festivas que se suceden durante una romería no varían significativamente: subida, llegada, actos devocionales, liturgia, procesión, comensalismo, música y baile.

Las romerías son peregrinaciones a las ermitas, alejadas del pueblo, unas fiestas en el doble sentido litúrgico y festivo, de conmemoración religiosa y de reencuentro anual propicio para la celebración lúdica, turística y participativa; cuyas tres referencias fundamentales son los lugares de origen de los romeros; el camino, que requiere varias horas de viaje a pie y la ermita, así como la relación mágico religiosa con el Santo, de exaltación de las comunidades.  “Como otros tipos de fiestas, desempeñan funciones religiosas y lúdicas, pero también cívicas o políticas, ya que suscitan sentimientos de pertenencia e identidad grupal, local y nacional” (Homobono Martínez, 2012: 43). En las romerías predomina lo festivo y lúdico sobre lo religioso, y el comensalismo institucionalizado, que constituye un interesante aspecto diferenciador de estas fiestas frente a otras similares del resto de la Andalucía.

 

Referencias bibliograficas:

Arregi, Gurutze & Manterola, Ander. 1993. “Religiosidad popular”. In Diccionario temático de Antropología, Barcelona: Boixareu.

Blacking, John. 1995. “Music, Culture and Experience”. In Music, Culture & Experience, Chicago, University of Chicago Press, p. 223-242

Homobono Martínez, José Ignacio. 2012. “Dimensiones nacionalitarias de las fiestas populares: lugares, símbolos y rituales políticos en las romerías vascas”, Zainak. 35: 43-95.

Félix Sancha Soria (2013) “90 años de la Hermandad de San Mamés”: http://www.huelvainformacion.es/article/opinion/1527107/anos/la/hermandad/san/mames.html

Talego Vázquez, Félix. 2003. “Significados simbólicos de las principales fiestas de Aroche”, VII Jornadas del Patrimonio de la Sierra de Huelva, Diputación Provincial, Rosal de la Frontera, 49-84: http://www.federacionsierra.es/media/documentos/doc337.pdf

 

 

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